Mirador
En la cocina de la casa la sobremesa se alarga después de la sabrosa cena. Doña Rosa cuenta uno de los decires de su esposo:
-El licenciado (el licenciado soy yo) vio el jardín lleno de flores y le dijo a Abundio (Abundio es su marido): “¡Qué maravillas hace Dios!”. Respondió Abundio: “Hubiera visto, patrón, cómo estaba esto antes de que viniera yo a ayudarle a Dios”.
Reímos todos, menos don Abundio. Él se atufa y masculla molesto:
-Vieja habladora.
Doña Rosa figura con índice y pulgar el signo de la cruz, se lo lleva a los labios y jura:
-Por ésta.
¡Hasta mañana!…
…
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